Malbec, emblema argentino
El Día Internacional del Malbec, es una celebración creada por Wines of Argentina (WofA); entidad responsable de la promoción del Vino Argentino a nivel internacional; se instituyó desde el 17 de Abril de 2011 para conmemorar a la variedad más importante que tiene el vino argentino en los principales mercados de exportación.
Es interesante repasar en la historia, algunos números de este fenómeno que se mantiene vigente desde hace más de dos décadas. Aunque su desarrollo empezó hace muchos años, fue con Sarmiento a mediados del siglo XIX. Porque gracias a su visión, un agrónomo francés contratado por él introdujo las variedades francesas, dentro de las cuáles estaba el Malbec.
Seguramente muchos se preguntarán por qué si es tan bueno no hay Malbec en otras regiones. La realidad es que sí hay, aunque muy poco; en Francia, España, Australia, Nueva Zelanda, Chile y Estados Unidos, entre otros. Sin embargo, sumando la superficie plantada con Malbec de todos ellos, no llegan al 30% de las hectáreas cultivadas en nuestro país. Aquí, el Malbec llegó en silencio, escondida entre otras cepas y en un momento en el cual los varietales no eran tan importantes. Con el tiempo se adaptó y con sumo perfil bajo fue conquistando los viñedos nacionales, atravesando diversas crisis que casi la dejan fuera de juego antes de alcanzar la fama.
Su generosidad en la viña rápidamente se empezó a detectar en las copas, cuando el vino dejó de ser una bebida de costumbre para pasar a ser una bebida de disfrute y con valor agregado. Y fueron esos primeros vinos del milenio a base de Malbec los que permitieron a la Argentina comenzar a exportar, y ganarse el respeto y un lugar preponderante en el mundo del vino. Pero ya no por una cuestión cuantitativa solamente (Argentina fue siempre el quinto/sexto productor mundial) sino también por esa calidad que llegaba de la mano de una cepa original que casi nadie tenía en cuenta, a pesar su origen noble; Burdeos. Y a lo largo de estas últimas décadas, la varietal estrella del país de fue consolidando, tanto como los vaivenes económicos de lo permitieron.
Con presencia en 17 de las 24 provincias argentinas y 46.565 hectáreas plantadas, el Malbec representa el 24.3% de la superficie total cultivada con vid destinada a elaboración, y el 40.8% de la superficie de variedades tintas. Esto significa que el Malbec Argentino sigue siendo el líder por lejos, habiendo incrementado su superficie en un 185% contando desde el 2000. En términos de distribución por provincia, Mendoza encabeza el ranking con mayor superficie del varietal, con el 84.75% (39.463 ha), seguida de San Juan con 2.840 ha (6.10%), Salta con 1.681 ha (3.61%) y La Rioja con 814 ha (1.75%).
El Malbec argentino experimenta una nueva topografía de sabores, aromas y frescuras variables, que se traducen en una gama inagotable de perfiles y estilos.
El “Messi del vino”, como se ha denominado al Malbec siguiendo una analogía futbolística, es el vino más elegido por el consumidor. Pero esto no es solo por una cuestión cuantitativa sino cualitativa, porque si el Malbec llegó a ser uva más plantada y la más elaborada, es porque es la más consumida, y eso tiene que ver con muchos factores, pero fundamentalmente con la calidad de los vinos.
Actualmente, se posiciona al frente de la producción de uva en el país con 4.242.644 quintales, lo cual representa el 22.35% del total de uva ingresada a establecimientos destinada a elaboración y, más específicamente, el 42.4% del total de tintas para vinificación. Una vez más Mendoza se ubica primera en la producción de Malbec con 3.583.503qq (84.46%), que -a su vez- significa el 27.24% del total de uva producida en esa provincia. San Juan, por su parte, ocupa el segundo lugar en producción con 313.573qq (7.39%), a la que le siguen Salta con 146.086qq (3.44%) y La Rioja con 2.23% (94.490qq).
Estos números se ven reflejados en las góndolas con cientos de etiquetas de Malbec y en todos los segmentos de precio y estilos. Es cierto que es difícil ver su nombre estampado en un envase de cartón (Tetra Brik), pero ya desde los varietales más accesibles, domina la escena.
Y esta tendencia se acentúa a medida que se sube en el nivel de precios. Y ahí si la explicación está en su calidad, porque según los hacedores (enólogos y agrónomos) el Malbec es la cepa que mejor refleja los lugares, porque adquiere características diferentes en cada terruño. Además, se adapta muy bien a los diversos climas, paisajes y alturas, y en bodegas también se comporta.
Cuando proviene de lugares tan especiales como específicos, y se la elabora con todos los recaudos y máxima dedicación, se logran los mejores vinos argentinos. Por eso, en la última década ha desplazado a los blends, más allá de ser la gran protagonista de esta categoría en los vinos de alta gama. Da vinos expresivos, con buena frescura y taninos presentes pero amables, y está demostrando una gran capacidad de guarda.
Si en 1316, cuando el papa Juan XXII funda la universidad de Cahors, en el sudoeste de Francia, las elites clericales se cautivaron por un vino negro y corpulento que luego llegaría a ser legendario (el vino negro de Cahors); elaborado con las viñas que luego serían conocidas como Cot, Auxerrois y Malbec; por qué ha de sorprender que el Malbec argentino de hoy llegue a los 100 puntos y ostente un gran potencial de guarda. Es decir, si se ha mantenido (como pudo) vigente a lo largo de siete siglos, algo especial seguro tiene.
El Malbec Argentino es indudablemente la variedad insignia de Argentina y la punta de lanza que permitió a la industria vitivinícola nacional abrirse camino en los mercados mundiales. Con el 56.4% del total de vino fraccionado comercializado en el mercado externo (datos preliminares INV), el Malbec sigue consolidándose como la variedad más exportada, afianzando su posicionamiento internacional.
En materia de exportaciones el año 2022 cerró con 1.509.857 hl de Malbec comercializados en el mercado externo (incluye un 4% de Malbec con corte), el equivalente a USD 509.2 millones (FOB), según datos provisorios del Instituto Nacional de Vitivinicultura. De estas cifras, el Malbec fraccionado representa el 74% en volumen con 1.118.394 hl y el 92.5% en valor, con USD 471.2 millones (datos provisorios INV).
En la categoría vino fraccionado, Estados Unidos se posiciona al frente de las exportaciones de Malbec con 356.583 hl exportados, lo cual equivale a 47,5 millones de botellas (750cc). Seguido por Reino Unido (175.006 hl) con 23 millones de botellas (750cc), Brasil (141.383 hl), Canadá (62.296 hl), México (49.675 hl), Países Bajos (33.577 hl), manteniéndose sin cambios el top 6 de países respecto del año anterior, a los que se suman nuevos jugadores de Latinoamérica como Colombia (29.914 hl) y Perú (18.722 hl). China e Irlanda completan el top 10 de destinos con 15.887 hl y 15.040 hl respectivamente.
Cabe destacar que casi el 100% del vino fraccionado es en botellas de 750cc y esta es una gran ventaja respecto del vino a granel por el valor agregado. Ya que entre el vino más económico y el de más alto precio hay mil veces en valor, significando una gran diversidad de opciones para todos los gustos y bolsillos alrededor del mundo.
Y si bien, analizando fríamente solo los números un commodity puede ser más efectivo para una industria, no puede agregar valor y por ende siempre su cadena productiva será muy corta y no involucrará tanta mano de obra.
Edición 2023:
El lema elegido para la 13° edición, aprovechando el gran momento que vive Argentina en términos de exposición internacional tras la consagración de la selección nacional de fútbol en el Mundial de Qatar 2023 es, ¡Malbec Argentino Campeón!